Si había un lugar que tenía pendiente de visitar ese era Bilbao. Estuve hace años, durante unas horas, con el tiempo justo para ver la zona del Museo Guggenheim y el antiguo San Mamés.

Pero en esta ocasión me tomé unos días de desconexión para poder visitarlo con calma, aunque esto último ha sido relativo porque las caminatas que me pegué cada día han sido kilométricas.

El primer día me lo pasé casi por completo metido en el tren. La única conexión de A Coruña con Bilbao vía ferrocarril es el tren ARCO. Hay que saber que este tren no es antiguo sino lo siguiente. Importante llevar con vosotr@s baterías externas para el móvil, la tablet.... porque no hay enchufes y el viaje se va a las 11 horas de duración. También hay que llevar comida y bebida porque en Miranda de Ebro dividen vagones, cambiamos el sentido de la marcha y el bar cafetería desaparece.

La estación de tren en Bilbao está muy céntrica y tiene líneas de bus justo a su lado y una estación de metro dentro incluso de la propia estación por lo que la movilidad está asegurada.



Quiero hacer mención a la amabilidad de la gente y es que nada más llegar y preguntar la manera de llegar al Hostel donde me iba a aloja se volcaron en ayudar, incluso en acompañarme hasta las cabinas expendedoras de billetes y de avisar a algún empleado para que me indicase que líneas hay y que camino tomar. El metro apenas tardó 10 minutos en llegar a mi destino y desde allí solo tuve que caminar un par de calles para estar en el alojamiento, el Bilbao Akelarre Hostel. La grata sorpresa de la casi noche no fué lo bien situado del Hostel, que está lo suficientemente apartado del ruido del centro sino que justo enfrente se podía ver el nuevo Estadio San Mamés :).



Esa noche lucía a todo color con los leds rojos encendidos formando las clásicas bandas blanquirojas del Athetic.

El hostel es tal cuál lo había visto muchas veces en fotos y vídeos, un lugar familiar, acogedor, con mucho extranjero y mucho peregrino de paso.

Las habitaciones cómodas, relativamente espaciosas y con todos los servicios necesarios para pasar allí varios días. Si buscáis un Hostel más céntrico lo podréis encontrar porque durante los días que pasé allí he visto algún otro en pleno casco antiguo o a pocas calles del centro de Bilbao. A mi este me da la impresión de que es más tranquilo al estar en un lugar que no es de paso a ningún sitio. Como curiosidad os diré que tiene enfrente el Hospital pero en los días que pasé allí no he escuchado una solo sirena :). Quizás una pequeña pega ha sido el coincidir en unos días de mucha calor en donde tenías que elegir entre el ruido del aparato de aire acondicionado o el silencio y la calor a la hora de dormir.

Y el viernes no dió más de sí. Hora de descansar y coger fuerzas para empezar al día siguiente la visita de esta bonita ciudad y alrededores.

En la próxima entrada del Blog: día 2 en Bilbao, con visita a la Ciudad, un recorrido también por los alrededores del nuevo San Mamés y desplazamiento a Portugalete en donde pude subir al Puente Colgante.